Grandes leyes mentales – Emmet Fox

11.06.2014 10:36

La ley de la sustitución

Hay grandes leyes  que gobiernan todo pensamiento, del mismo modo que hay leyes fundamentales en la química, la física y en la mecánica, por ejemplo.
Sabemos que el control del pensamiento es la Clave del Destino, y para aprender a controlar  el pensamiento tenemos que conocer y comprender esas leyes, de la misma manera que el químico debe comprender las leyes de la química y el electricista debe conocer las leyes de la electricidad.
Una de las grandes leyes mentales es la Ley de la Sustitución. Esa ley significa que la única manera de librarse de cierto pensamiento es sustituirlo por otro.
No se puede descartar directamente un pensamiento. Eso sólo se puede hacer sustituyéndolo por otro. En el plano físico no ocurre así. Se puede dejar caer un  libro  o   una  piedra  abriendo  sencillamente  la  mano  y  soltando  el  objeto,  pero  en  el  pensamiento  negativo,  la  única  forma  de  conseguirlo  consiste  en pensar  en  algo positivo y constructivo. Es como si, digamos, para dejar caer un lápiz, fuera necesario poner una pluma, un libro o una piedra en su mano cuando el lápiz caiga.
Si yo le digo: “No piense en la Estatua de la Libertad”, usted, por supuesto, piensa inmediatamente en ella. Si usted dice: “No voy a pensar en la estatua de la Libertad”, está pensando en ella. Pero tras pensar en la estatua, si usted se interesa por otra cosa, digamos, encendiendo la radio, se olvida de la Estatua de la Libertad. Ese es el caso de una sustitución.
Cuando  lo  invaden  pensamientos  negativos, no  los  combata,  sino  piense  en  algo  positivo.  Piense  preferiblemente  en  Dios,  pero  si  en  ese  momento  eso  le resulta difícil, piense en alguna idea positiva o constructiva, y entonces el pensamiento negativo se disipa.
Grandes leyes mentales – Emmet Fox
A veces sucede que pensamientos negativos parecen asediarlo con tanta fuerza que no puede superarlos. Es lo que se llama  un acceso de depresión, o de preocupación, o tal vez hasta un arranque de cólera. En ese caso, lo mejor es buscar a alguien con quien hablar de cualquier tema, o ir al cine, o al teatro, o leer un libro interesante, una buena novela, una biografía o una crónica de viajes, algo así. Si se sienta a combatir la marea negativa, el único resultado  que obtendrá probablemente sea el de incrementarla.
Preste  atención  a  algo  muy  distinto,  negándose  resueltamente  a  pensar  en  la  dificultad  para   recrearla,  y  más  tarde,  después  de  que  se  haya  alejado completamente del problema, puede regresar con confianza y afrontarla mediante un tratamiento espiritual.

Emmet Fox, del libro Dale valor a tu vida,